La fuente o manantial de Picañejo se halla al final del camino del mismo nombre, rodeada de tierras de labor y campo, a las afueras del casco urbano Villa del Prado, junto al cauce del Arroyo de Los Parrales y a poca distancia del histórico Puente Canto, hoy ruinoso. El aspecto de la zona es seco, algo llano, aunque está en un gran desnivel que termina en el mencionado arroyo. No hay apenas árboles en el lugar, aunque sí bastante matorral autóctono. En la antigüedad la fuente se hallaba solitaria como única construcción en medio de tantas tierras llanas de labor, pero en la década de 1990 se construyó en una parcela particular que hay junto a la fuente, una casa con aspecto de castillo, hecha totalmente de piedras en mampostería. Ésta casa, por sus características encaja correctamente en el entorno, además de estar hoy en dia sus muros poblados de espesas plantas trepadoras y enredaderas, y quizá por su singularidad y rareza, llegará algún dia en que se convertirá en un elemento más de las curiosidades turísticas pradeñas, cuando nuestros tataranietos pueblen éste mundo.
Una vez visto su entorno, volvamos a nuestra Fuente de Picañejo, de la cual, como en otros casos no he podido averiguar nada acerca del significado de su nombre. A primera vista podríamos pensar en "Pico-Añejo", pero ni por aquí hay ningún pico significativo, ni tendría por qué ser más añejo que los demás picos y montes cercanos. Otra posibilidad sería "Pi-Cañejo", haciendo alusión a un "cañejo" o caño pequeño por el que brota agua, ¿pero entonces qué es Pi, y por qué? ¿pie?. Hubo en el pueblo otra fuente ya desaparecida llamada "El Pijorro", de la cual podríamos pensar que significaría "chorro", por el chorro de agua, pero de nuevo nos sobra el "Pi". No sirve darle vueltas si no se tiene una certeza de si tiene un significado propio o es una palabra quizá deformada de vaya usted a saber qué origen. Centrémonos pues en ésta fuente de Picañejo antigua e histórica que vemos hoy en dia, felizmente conservada en buen estado.
La fuente está formada en éste caso por un elemento que la diferencia de otras fuentes tradicionales pradeñas: un estanque cuadrado de piedra y de poca profundidad que recoge el agua que brota del caño. Dicho caño sobresale de la parte baja de un fronton también cuadrado de robustas piedras de sillería, el cual tiene un pequeño muro adosado a la derecha según lo miramos. El estanque, poblado a veces de un intenso verdín y de alegres ranas, serviría en tiempos antiguos para abrevar ganado en el agua ligeramente embalsada y quizá para lavar incluso ropa, mientras el caño sería propiamente para recoger agua en botijos y cántaros para consumo humano.
Un aspecto sorprendente de ésta fuente de Picañejo es el remate superior de su frontón. Éste remate está formado por pesadas piedras de sección triangular, formando un gran reborde o cornisa superior, cuyas piedras están totalmente pobladas de marcas de cantero en forma de cruces, e incluso parece haber una inscripción antigua muy desgastada. Éstas piedras con marcas de cantero se parecen muchísimo a las que sirven de remate a la barandilla o pretil del pequeño corralillo (antiguo cementerio) que se encuentra junto a la puerta del "lado evangelio" de la iglesia de Villa del Prado (la puerta que da al Ayuntamiento), lo que hace pensar que procedan de algún otro corralillo que tuviese la iglesia en otro lejano tiempo, pues no es usual que en una fuente rural se hagan tan significativas marcas de cantero.
Sorprendentes marcas de cantero en el remate de la fuente |
El entorno de la fuente de Picañejo es un buen lugar para pasear en tiempo templado, y ofrece además en sus cercanías el agreste cauce del arroyo, con sus matorrales y ciertas flores salvajes autóctonas propias del lugar; el cercano Puente de Canto; y respecto al terreno llano que media entre el pueblo y Picañejo, se ha creado desde hace pocos años , por una parte, un campo especial para volar aviones de aeromodelismo, y por otra parte, en ésta zona se acude a volar cometas, donde acuden bastantes personas en dias de aire para embellecer con sus ingenios volantes el paisaje de la zona.
Juan Durán
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