12/12/07

LEYENDA DE PINONIÑO


A continuación cuento otra leyenda pradeña de las que he podido ir recopilando. La fuente fueron los guardas del monte del noreste de Villa del Prado, en especial Virgilio, el cual me contó en aquellos montes cómo surgió el nombre de Pinoniño, que se da al más alto de los cerros de la zona. Ésta leyenda, está basada en un extravío de una persona por el monte, de forma parecida aunque no igual, a la historia de la niña que se encontró con la virgen.

En el lugar donde se unen los términos de Villa del Prado, san Martín de Valdeiglesias y Aldea del Fresno, situado en los cerros al Noreste de Villa del Prado, se encuentra en una montaña cuya cota es de 846 m. Al lugar se le llama “Alto de Pasto común” o “PINO NIÑO”. Allí existe una hilera de pinos piñoneros el último de los cuales, en dirección Este, es un enorme pino mucho más alto que sus compañeros, cuyo nombre propio da a su vez nombre a la zona, porque la tradición cuenta que un niño, ésta vez varón, se perdió en el monte y tras el consabido susto de los habitantes del pueblo, apareció después sano y salvo dormido a los pies del árbol. Desde entonces se llamó “Pino Niño” a aquel árbol y al pico de terreno en que se alza. En la foto se puede ver el árbol señalado por Virgilio como el protagonista del suceso.

El lugar en la Edad Media fue frontera entre las tierras de D. Álvaro de Luna y las propiedades que pertenecían a la Tierra de Segovia, por lo que cerca hay desde el siglo XV una roca tallada con un escudo de D. Álvaro, uno de San Martín de Valdeiglesias y otro de Segovia. Se desconoce si dicha piedra se conserva hoy, aunque en el catálogo de bienes antiguos de la Comunidad de Madrid sale una fotografía de ésta roca hacia 1990. La zona pertenecía a la Finca de El Rincón y hoy se halla dentro de la propiedad privada denominada como "Rincón de Los Canchos". En sus alrededores se pueden apreciar restos de un poblado pastoril, trozos de tejas de barro y tres rocas con unas oquedades talladas. (ver artículo sobre poblados pastoriles pinchando aquí)

(c) Juan Durán

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